Investigadores de la Cátedra publican un nuevo artículo sobre Democracia y Justicia Social

La justicia social es un elemento imperativo para la democracia, no solo en la sociedad, sino también en las escuelas. La justicia social entendida como Fraser (2000, 2008, 2012), es decir, en términos de redistribución, reconocimiento y representación/participación, supone acercarnos a una sociedad más justa e igualitaria. Una sociedad de ciudadanos libres, capaces de aproximarse a su realidad con una mirada crítica y, últimamente, de transformar dicha realidad. 

Sin embargo, los y las profesionales de la educación pueden encontrar complejo el abordar la democracia y la justicia social en sus centros y sus aulas. Por ello, recogemos algunas de las aportaciones del último artículo de Belavi y Murillo (2020) titulado “Democracia y Justicia Social en las Escuelas. Dimensiones para Pensar y Mejorar la Práctica Educativa” en el marco del proyecto del Plan Estatal I+D+i del Gobierno de España “La democracia en las escuelas como fundamento de una educación para la Justicia Social” (Ref. EDU2017- 82688-P) que publica REICE y que nos anima a trabajar estos dos componentes desde 5 dimensiones. 

    • Redistribución de oportunidades y beneficios de la educación. Esta dimensión está intrínsecamente relacionada con la justicia social pues no se puede acabar con la injusticia social y escolar si no existe una distribución de recursos equitativa entre todos y todas. 

    • Reconocimiento de valores culturales y diversidad social. El reconocimiento supone una crítica a los valores culturales dominantes y una aceptación, visibilización y respeto de todas las identidades y culturas representadas en la comunidad educativa. Esta dimensión también está fuertemente ligada a la justicia social, pero además, y tal como indica Keddie (2012), la falta de reconocimiento también nos ayuda a predecir el bajo rendimiento de los estudiantes. 

    • Gobernanza escolar. Esta dimensión, aunque ligada a la justicia social, guarda una relación más estrecha con la democracia. Para fomentar la gobernanza en las escuelas debe existir una participación real de todos los miembros de la comunidad en la toma de decisiones. Es decir, la escuela debe incluir a las familias, a su alumnado, al profesorado, etc. en la organización del centro, para que desde la cooperación y el diálogo se construya lo común. Una buena forma de lograr esto es, sin duda, dejar a un lado el gobierno autoritario para dar paso a un liderazgo distribuido.

    • Currículum crítico y participativo. Tiene que ver con la pregunta ¿qué queremos ser como sociedad? y, por tanto, “es un asunto que involucra a toda la comunidad” (Belavi y Murillo, 2020, p. 17). Es un proceso de razonamiento conjunto acerca de las problemáticas de la escuela y la comunidad que ayuda a despertar en el alumnado un sentido crítico y de empoderamiento. 

    • Cultura escolar democrática. Es una dimensión clave, pues guía las expectativas, las actividades y las asunciones del conjunto de la comunidad educativa. Sin una cultura escolar democrática, las demás dimensiones no permearán en la comunidad. 

Os animamos por tanto a que leáis el interesante e inspirador artículo de Guillermina Belavi y F. Javier Murillo que podéis encontrar en la revista REICE:

Belavi, G. y Murillo, F. J. (2020). Democracia y Justicia Social en las Escuelas: Dimensiones para pensar y mejorar la práctica educativa. REICE. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 18(3), 5-28.
https://doi.org/10.15366/reice2020.18.3.001