¿Por qué la educación artística es una cuestión de justicia social?
El arte es sin duda uno de los medios de expresión que más favorece la participación en igualdad y libertad. Desde la educación para la justicia social se hace una apuesta clara por el arte y la educación artística para la formación de una sociedad democrática y capaz de construir espacios de participación y diálogo.
A pesar de que las leyes educativas han ido desmereciendo progresivamente la educación artística, a través de la Cátedra impulsamos la investigación y la difusión del impacto social que tiene el arte como una herramienta para la educación en y para la justicia social. Un óleo, una escultura, una melodía o un poema pueden ser excelentes recursos didácticos si se usan adecuadamente en el aula gracias a su potencial interdisciplinar.
Entre las posibilidades que ofrece la educación artística para la justicia social podemos destacar que a través del arte se pueden dar a conocer las historias y experiencias de aquellos colectivos e individuos más vulnerables y menos escuchados, ofreciéndonos múltiples maneras de ver y entender la realidad y promoviendo la sensibilidad artística, el reconocimiento y la tolerancia entre nuestro alumnado. Gracias al arte nos acercamos a otras realidades, pero también a nuestro entorno, pues mediante la enseñanza artística podemos analizar manera crítica los elementos que conforman nuestra cultura y forma de ver el mundo.
Bajo la perspectiva de una educación socialmente justa, el arte tiene un gran potencial para ampliar el entendimiento de las injusticias y las formas de dominación. Además, la producción artística nos ofrece oportunidades no solo para denunciar las prácticas opresivas, sino para contribuir a una transformación social y proponer nuevas realidades emancipatorias e inclusivas. Como bien dijo el poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht, “el arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma”.
Del mismo modo, y hablando de los objetivos de una educación artística para la justicia social, nuestra compañera Ángeles Saura señala que esta “consiste en provocar una reflexión y posteriormente una acción relacionada con la práctica artística, cuyas implicaciones educativas repercutan de alguna manera en el contexto social en el que se desarrolla” (2015, p. 778). La educación artística implica fomentar la agencia, la capacidad crítica y la creatividad que tan necesarias han sido siempre, pero más en nuestro tiempo. Por ello, el arte y la educación artística socialmente son esenciales para la transformación común de la sociedad en la que vivimos.