El referido informe entrega como dato principal que la población no escolarizada en 2022 asciende a 250 millones, en gran parte debido a la exclusión de las niñas. En este aspecto, el informe señala que “el progreso hacia la paridad de género en la finalización de la educación secundaria superior es una de las tendencias más interesantes a seguir, dada la variedad de contextos en todo el mundo, y también es el indicador de referencia del ODS 4 sobre equidad.”

En general, las cifras que recoge el documento elaborado por la UNESCO resultan desalentadoras si se considera que para alcanzar el ODS4 es necesario matricular a 1,4 millones de personas en educación de la primera infancia cada año y las tasas de finalización de la primaria deben casi triplicarse cada año, todo esto, en un escenario mundial donde aún se arrastran las devastadoras consecuencias derivadas de la pandemia por Covid-19, zonas que se encuentran azotadas por conflictos armados y quedan menos de 7 años para lograr el anhelado cambio transformador que permita garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad para todos, de acuerdo a los objetivos de la Agenda 2030.

Sin embargo, no es tiempo de decaer, y los Estados no pueden dejar pasar más tiempo sin ejecutar las acciones necesarias para situar la educación como una prioridad en sus inversiones nacionales y lograr así los compromisos adoptados a nivel internacional, en especial los asumidos en la última Cumbre sobre la Transformación de la Educación de la ONU.  Tal como señaló Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, “Los Estados deben movilizarse urgentemente si no quieren vender el futuro de millones de niños.”

Más información en: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000386852