20 de junio. Día Mundial de las personas refugiadas
El día 20 de junio se celebra el Día mundial de los Refugiados. Esta fecha coincide con la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 firmada por 145 países de todo el mundo y ayuda a conmemorar la fuerza, el valor y perseverancia de millones de personas obligadas a huir de sus hogares.
El Derecho de Asilo, además de una cuestión humanitaria, es un derecho fundamental recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Toda persona tiene derecho a buscar protección fuera de su país cuando se ve obligada a huir a causa de un conflicto o persecución que amenaza su vida ya sea por su raza, género, orientación sexual, religión y opinión política.
En la actualidad, las principales causas de desplazamientos forzados de la población son los conflictos armados, la pobreza y las desigualdades. Según el último Informe de Las Personas Refugiadas en España y Europa publicado por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, solo en el 2019 España recibió un total de 118.264 solicitudes de asilo, lo que supone el doble que el año anterior. Sin embargo, solo la mitad de estas fueron resueltas, y únicamente una de cada veinte personas recibieron la protección de la que depende su supervivencia. A nivel internacional, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha señalado que en 2019 más de 70 millones de personas huyeron de sus países para salvar sus vidas.
Los refugiados son uno de los colectivos más vulnerables. Este año, en el que el mundo se encuentra sumido en la crisis sanitaria provocada por el coronavirus SARS-CoV2, nos invita a pensar en todas aquellas personas que por haber tenido que huir de su hogar están separadas de sus familias. De la misma manera, reflexionamos acerca de las condiciones que se dan en los campos de refugiados, donde mantener las medidas higiénicas y de distancia necesarias resulta imposible por la aglomeración que en ellos existe.
Sin lugar a duda, en la lucha por una sociedad más justa y equitativa acabar con los escenarios de violación sistemática de los derechos humanos y dar respuesta a las necesidades de aquellos y aquellas que lo dejan todo para salvar sus vidas debería ser una prioridad. Una respuesta que no implica únicamente el asilo, sino el derecho a la salud, al empleo, a la educación y, en definitiva, a una vida digna.