24 de junio. Año Nuevo Indígena
Los Pueblos Originarios que habitan en las tierras del fin del mundo –América del Sur –realizan ceremonias en el solsticio de invierno, dando inicio al nuevo ciclo y mientras agradecen al antiguo, y esperan por la renovación de las fuerzas y las energíasnaturales de la Madre Tierra.
El Pueblo Aymara, junto al silencio andino de las más altas cumbres, renueva el ciclo agrícola al retornar el Tata Inti (sol). Entonces, los destellos se crispan a la noche junto al fuego que los abriga y suavemente se retiran al igual que las estrellas que cuidan el firmamento y dan paso al alba. Ella ha esperado este momento para pedir que este nuevo ciclo de siembra sea bueno para la comunidad y así en el tiempo de carnaval la cosecha será generosa. Comienza así el Machaq Mara en el que las Comunidades agradecen con hoja de coca y alimentos a los ancestros y a la Pachamama (madre tierra).
En el Wallmapu –tierras mapuche –corren los ríos que se esconden en los bosques australes y emergen al juntarse en el mar profundo al cruzar la insinuante Cordillera de la Costa. Ahí, el fogón arde al igual que los volcanes que relatan las historias de los antiguos mientras se comparte el mate y los alimentos. El fuego arde al rugir el Nahuel (puma) y la luna abriga a la copiosa lluvia, y cual manto se extiende en la noche más larga en las tierras del fin del mundo.
Al respecto, el escritor mapuche y kimche (sabio) don José Pereira Canío, en su libro “Awkiñ dungun wall mapu txipawpo bill mongen”, nos dice:
Nosotros somos una sociedad, un pueblo muy espiritual. Durante el transcurso de la vida del mapuche pewenche, existe una permanente relación con los distintos espíritus de la naturaleza y el cosmos. El mapuche tiene su propia forma de ser che, de ser persona. El mapuche es mapuche cuando respeta los códigos de la naturaleza, cuando se relaciona en la amplitud de vivencia, recibiendo la energía del sol, del Puel, del Wall, de toda la inmensidad de su ser.
La vida se renueva y la Ñuke Mapu (madre tierra) mantiene el equilibro del pueblo tal y como lo comprendieron los Kuykeche (antepasados) al observar el movimiento del cosmos, anunciando de este modo la llegada del Wiñol Tripantu–retorno del sol–. Mientras la sabiduría mapuche se extiende en la biodiversidad se comparten alimentos y mate. Con los primeros rayos del Antu (sol) se harán las rogativas al ritmo del kultxun(instrumento sagrado) junto a la pifilka, cascawuillas y ñolkiñ. Entonces, la vida se renovará al bañarse en las aguas milenarias junto al choike purrum, de este modo, el Pueblo Mapuche recibe el nuevo ciclo.