5 de septiembre. Día de la Mujer Indígena

En Tihuanacu (Perú) en el año 1983 se efectúo el “Segundo encuentro de organizaciones y movimientos de América”, en que se decide conmemorar a todas las mujeres indígenas tanto por su valentía  como labor que desempeñan a favor de la conservación y fortalecimiento  de las culturas, saberes, costumbres, lenguas indígenas. En razón de ello se acuerda que el  día internacional de la mujer indígena fuese el natalicio de Bartolina Sisa, descendiente de la estirpe aymara “Mama Tallas” (autoridad ancestral), quien además fue tejedora y organizó junto Tupac Katari una rebelión contra el Virreinato del Perú.

La mujer indígena contiene el entorno que habita y da cuenta del universo que porta su lengua, saberes, cultura y modo de vida. Ella es la guardadora y gestora del pasado de sus antiguos. Sus manos siembran los brotes de cada destello lunar, sin mezquindad cuidan las enseñanzas de las ancianas. Con dulces palabras aplican medicina a la comunidad y con la fuerza de la tierra tejen los ríos caudalosos de América. Entonces, ella es aquel universo de la sabiduría y de la abundancia que permite que los brotes atesoren los sueños y los conocimientos ancestrales, de esta forma, se constituyen en la curadora del Patrimonio Cultural Indígena y de su hábitat.

En este sentido, de acuerdo a la poetisa y cantante mapuche María Inés Huenuñir, en su poema Mujer Mapuche, nos dice:

Triste suspira una mujer,
es una mujer Mapuche,
ella también puede ver,
luz de día, oscuridad de noche.
La oscuridad se asemeja
a lo oscuro de su ropa
y aunque triste ella maneja,
sus lindas joyas de plata.
Cintas de colores, en sus trenzas,
lleva una roja faja también
ya ¡No quiere más ofensas!

Dentro de este contexto, la poeta mapuche María Isabel Lara Millapan en el poema “Nombre”, expresa:

Cuando nos cambiaron los nombres
Teníamos nombres de aves, de animales y de piedras,
nombres de árboles y de flores
del territorio donde nacimos,
teníamos nombres de agua, de barro y de nieve
los mismos nombres de los abuelos se quedaban heredados en sus hijos y en sus nietos.
Vamos a preguntar por el nombre que nos pertenece.

Por otra parte, la artista y tejedora mapuche Loreto Millalén Iturriaga ha desarrollado una loable labor de investigación y curatorial del Wixal (telar mapuche), por esta razón fundó el Taller y Escuela de Arte Textil Mapuche Ad Llallin, en tanto ello, y de acuerdo a la cultora, las enseñanza y sabiduría de las antiguas señalan que cada mujer – la indígena – es el universo que se teje con tintes ancestrales, constelaciones y el ciclo lunar del Wallmapu (tierra mapuche), en tanto ello, voz de mujer contiene la ternura del cielo azul que mezcla con lluvia, barro y colores, así brota la vida en cada telar.